El Budo de Ueshiba se eleva por encima de cualquier idea de confrontación. La práctica del Aikido trasciende la simple defensa personal para convertirse en un vehículo para el autodescubrimiento y el refinamiento personal. Este camino se ancla en el shugyo, entrenamiento espiritual, búsqueda del conocimiento, camino hacia la autosuperación y el desarrollo continuo. En esta travesía, nos fijamos metas como hitos concretos que, una vez alcanzados y asimilados, dan paso a nuevos horizontes, dibujando un ciclo sin final que nos conecta con el enso del budismo zen. La idea de la no resistencia, a menudo vista como un ideal inalcanzable, es, de hecho, una guía hacia la mejora continua. Al adentrarnos en su práctica, refinamos nuestras emociones y suavizamos nuestras aristas más ásperas. Por ello, una vez emprendido el camino del Budo, si uno quiere disfrutar de sus beneficios, no puede abandonarse. Así, el entrenamiento en el Budo se convierte en algo tan esencial para el practicante como respirar, comer o dormir.
Español 
English (UK)