
«Abre tu mano y se llenará.» Dogen, Shobogenzo.
Para mí fue una gran sorpresa descubrir estas palabras, así como una salvación. En mi antigua forma de hacer keiko, había aprendido a agarrar cualquier parte del oponente tan fuerte como pudiera y que lo mejor era tener tanta fuerza como fuera posible para conseguirlo, con el fin de proyectar al compañero de una forma dura o hacer que funcionaran las técnicas…
En mi caso, no pude inmediatamente ‘abrir la mano’. Incluso así, noté que agarrar con toda mi fuerza implicaba que mi brazo se pusiera rígido y fijo a donde estaba cogiendo a mi compañero, y mi sensación se quedaba atrapada allí. Por otro lado, si cogía con suavidad, mi mano y mi brazo estaban suaves; tanto mi cuerpo como mi mente no se quedaban atrapados y sentía que podía usar todo libremente.
Ahora casi nunca agarro ninguna parte del oponente con fuerza. Intento sentir el poder y el ki que vienen de él y me adapto a ellos con el fin de crear varios movimientos.
En mi keiko digo a menudo: «Suéltalo! ¡Suéltalo!»
¿Soltar qué? El yo. Soltar ese brazo que estás usando malamente. Es sólo un instante. No puedes moverte porque tienes un ‘pequeño yo’ ahí.
Endo Seishiro Shihan. Vibración y Conexión.